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de aquel tiempo; de modo que le Obispo Seguntino tenia todo el territorio que bañan el Henares y el Jalon, desde Hita hasta Chodes. Su objeto era extender la raya de Castilla hasta el Ebro, quitando, á los Aragoneses hoy, y mañana á los Navarros, lo que tenian aquende el rio. Para ello le convenia alterar la division eclesiástica, sujetando á la jurisdiccion espiritual de los Obispos de Castilla parte de los territorios que se anexionaba. Ademas de arrancar al Obispo de Zaragoza el territorio de Calatayud, los obispos de Osma y Burgos pretendian quitar al de Tarazona los territorios castellanos de Agreda y Alfaro.

Al fin se arreglaron estas desavenencias en el Concilio, que se celebró en Burgos hácia el año 1159, en el cual se hicieron las transacciones siguientes. A la Iglesia de Tarazona se le quitaron todo el territorio de Borovia y los términos de la ciudad de Soria al Norte del Duero, incluso el término de Numancia, ya conocido entonces por Garray, donde la fábula inventó poco despues un obispado. Pero conservó dentro de Castilla las vicarias de Al

faro y Agreda, extendiéndose esta á muchos pueblos de Castilla; y por las faldas del Moncayo y campos de Veraton hasta la frontera aragonesa. Habiéndose hecho algunas donaciones á la iglesia de Santa Maria de Tudela por los Reyes de Navarra, dándole al otro lado del Ebro algunos de los pueblos comarcanos, vino á tener el Obispo de Tarazona jurisdiccion episcopal sobre ellos, aunque la ordinaria la ejercia el Prior de Tudela.

En cambio de lo que se le quitaba á Tarazona en Castilla se le dió todo el arcedianado de Calatayud, hasta el pueblo de Villafeliche inclusive, pues entonces era de aquella Comunidad, hasta que pasó á ser de señorio, por donacion al monasterio de Piedra.

El Obispo de Sigüenza quedó con la jurisdiccion espiritual en todos los pueblos aragoneses que no eran de la Comunidad de Calatayud, como Bordalva, Torre-hermosa, Monreal y el mismo pueblo de Ariza, por ser entonces de señorio y no de la Comunidad.

Segun se ve, la division que se hizo en aquel Concilio de Búrgos fué al acaso, sin regla

ninguna fija, sin consultar ningun precedente histórico ni geográfico, sino mas bien por los cálculos políticos é intereses del momento. No se consultó al Obispo de Zaragoza, á quien se despojó de una parte de su territorio, sin contar con él, ni tampoco con las iglesias del arcedianado de Calatayud; y por lo que hace al Rey de Aragon, patrono de aquellas iglesias por la Bula de Urbano II, ni aun se le notificaron tales conciertos; lo cual dió motivo á su justo resentimiento, como veremos en la vida del Obispo de Tarazona, que accedió á la transaccion sin haber contado con su legitimo Rey.

De resultas de aquella caprichosa division quedó el obispado de Tarazona dividido en dos partes que no tienen contacto alguno, como se ve por el adjunto mapa. Comprende la primera los territorios de Agreda, Alfaro, Borja, Tarazona y Tudela. La segunda contiene todos los pueblos de la Comunidad de Calatayud. Entre ambos territorios se introduce un recodo que forma el obispado de Zaragoza, yendo á tocar en el de Sigüenza, por entre ambos distritos, de modo que el Obispo de Tarazona tiene que ir á Calatayud por los territorios de Sigüenza o Zaragoza; anomalia que debiera haberse enmendado.

CAPITULO TERCERO.

Descripcion de Tarazona y sus antigüedades.

A la manera que en la suerte de algunas familias influyen y predominan las condiciones de la localidad en que se criaron y viven, asi tambien la topografia de los pueblos trasciende en algunos casos á su vida social, y parece influir en las relaciones que tiene con los otros pueblos circunvecinos. En la historia de la Iglesia de Ta

razona trasciende hasta tal punto esta condicion de localidad, que viene á ser la clave de muchas de sus vicisitudes, mas bien adversas que prósperas; de manera que la descripcion que en otras iglesias pudiera ser de mera erudicion y lujo, es aqui de necesidad imprescindible.

Hållase situada Tarazona á

los 19 grados de longitud, y 415 de latitud. Tolemco la nombra la primera entre las ciudades de los Celtiberos, situándola en los 1530-4120. Plinio nombra á los Turiassonenses entre los moradores de ciudades con privilegio de ciudadanos Romanos, que concurrian al convento jurídico de CæsarAugusta. Estrabon no la nombra, pero por la posicion que ocupa figuraban sus vecinos entre los que llamó aquel geógrafo Celtiberos Estolados, como se dijo en el capítulo anterior.

Queda ya manifestado que Tarazona era límite de la Celtiberia propiamente dicha, y colindante con los Vascones de

Cascante Ꭹ los Pelendones de Augustobriga, como es hoy tambien término de Aragon en los confines de Castilla y Navarra.

Hállase tambien situada á las faldas del Moncayo, del que dista solamente unas tres leguas y cuatro del Ebro. Baña sus muros el Queiles (Chalibs) por Mediodia y Oriente. Por la parte meridional su posicion es muy enriscada, y el deseo de aprovechar en poco recinto esta posicion estratégica hizo que se ciñera y aglomerase en aquel paraje la ciudad moderna, ro

deándola con fuertes murallas, que marcaban lo que se llamaba el Cinto, ó recinto principal de la poblacion, defendido por los dichos muros. Domina una risueña y fértil campiña, que fecundan las abundantes aguas con que la enriquece el próximo Moncayo.

Por lo que hace à sus antigüedades fabulosas no merecen ya ni aun nombrarse con seriedad. ¿Quién no se reirá del aplomo con que el bueno de Argaez la supone fundada por Tubal Cain, porque este fué herrero (mulleator et fuber in cuncta opera æris et ferri), y que el Moncayo contiene venas de hierro, Y las aguas del Queiles son apropósito para templarlo? Pues qué, no hay venas de hierro en el Asia, ni tampoco en España otros puntos para forjar el hierro?

No son menos fabulosos los hechos de Baco y Hércules, y la muerte que este dió al ladron Caco en la cueva de Moncayo, y otros delirios de este jaez, inventados por los embusteros, que en Italia y España escribieron las supuestas Crónicas, que corren con los nombres de Beroso y Hauberto. La antigüedad nada cierto nos dejó

acerca de ello, y las primeras noticias se dieron hacia el siglo XIII. Lo mismo hay que decir de la vid que se conservó fresca durante la gran sequia de España, y de los hallazgos de huesos de gigantes, de altura de 18 palmos, ó sea cuatro varas y media, Y los cuales se encontraron en las excavaciones que se hicieron en el siglo XVII, al abrir los cimientos para los conventos de la Merced v de Santa Ana. Sabido es que los llamados huesos de gigantes ha demostrado la ciencia que por lo comun son de megaterios, ú otros animales antediluvianos, o quizá cetáceos de la época misma del diluvio. Lo que se dice de uno de aquellos gigantes, cuyo esqueleto se halló enroscado, contribuye á fomenlar esta idea.

Los monumentos mas antiguos que se encuentran de Tarazona son las monedas Celtiberas, que acuñó en abundancia. En ellas se ve la cabeza de un jefe Celtibero con una letra que parece ser la inicial del nombre del régulo ó jefe en cuyo tiempo se acuñaron. Por el reverso tienen constantemente un ginete con lanza en ristre, y al pie las letras □YSP^

A✨~▷≤↑, las cuales, segun el sistema de nuestro compañero el señor Don Antonio Delgado, Anticuario de la Real Academia de la Historia, dicen Trsau, Triasu, radicales de la palabra Turiaso. Son comunes en tierra de Tarazona y Calatayud, lo cual indica conjeturalmente su origen, pues la abundancia de medallas, sobre todo de cobre, en un paraje, manifiesta que probablemente se acuñaron allí

cerca.

Fuera que los Celtiberos elidieran fácilmente las vocales, como los hebreos, ó que pronunciaran realmente Triasu, parece lo mas cierto que su nombre se suavizó en el de Turiasu y Turiaso, á la manera que del Celtibero Biblis hicieron Bilbilis, como veremos luego, pues no era posible que pronunciasen sin vocal las tres primeras letras (1).

Algunos hallan analogia entre la palabra Turiaso y la vascongada Iturria (fuente), creyendo que el nombre se derivase por alusion á la hermosa fuente de San Juan, una de las mas notables de España, y que brota con gran

(1) Véanse las medallas Celtiberas que está publicando dicho Sr. Delgado.

abundancia al pie mismo de los muros de Tarazona y sobre el Queiles, con el que no mezcla sus aguas, sino despues de haber servido para la agricultura la industria.

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Las medallas romanas de Tarazona son tambien abundantes, y aun comunes en toda aquella parte de Aragon y Castilla, y pueden verse en la obra del P. Florez. Plinio hizo mencion de las ferrerias de Tarazona, al par de las de Bilbilis (1), atribuyendo su buena calidad á las aguas del Queiles (Chalibs), cuyo nombre mismo equivale al de acero (2). Summa autem differentia in aqua est, cui subinde candens inmergitur. Hæc alibi atque alibi utilior nobilitavit lo cum gloria ferri, sicuti Bilbilim in Hispania et Turiasonem.

Aparece tambien citada Tarazona como mansion en el camino que iba de Astorga á Za

(1) Plinio, lib. 34, cap 14.

(2) Masdeu negó que el Queiles se llamase Chalibs: véase sobre ello el cap. 4.°

ragoza por Benavente, Valladolid, Osma, Soria, Muro y Tarazona, y por Carabis ó Magallon á Zaragoza.

En una inscripcion, que nos trasmite Argaez, se cita un célebre hijo de Tarazona, llamado Gayo Livonio, seviro de aquela ciudad, á quien sus paisanos erigieron una estátua en el foro de Minerva, agradecidos á su buen gobierno, y que fué motivo para que el Cónsul Quinto Cecilio Metelo Macedonio le hiciera ciudadano romano y Pretor de toda la Celtiberia, la cual gobernó con gran acierto. Háblase en la inscripcion acerca de la reforma que hizo de los estatutos de aquella ciudad, poblada ya de ciudadanos antiguos ó Celtiberos estolados, y ciudadanos nuevos, que de Roma ú otros puntos habian venido para avecindarse en Tarazona. Dice asi la inscripcion citada, que no se halla en la coleccion epigráfica de Masdeu, ni entre las auténticas ni entre las apócrifas.

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