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PRÓLOGO.

En el año de 1855, deseoso de prepararme para el estudio de la Geografía de mi patria, tuve el honor de recibir la instruccion que deseaba, del ilustre director del Observatorio Astronómico de Bruselas, M. Quetelet, durante los meses que permanecí á su lado, en el mismo observatorio.

Involuntariamente fui acumulando materiales para la Geografía de casi todo el Continente de Colon, anotando los títulos de aquellos documentos que no me era posible conseguir; notas hechas para guiarme en mis estudios i que jamás pensé publicar. Pronto hallé que mi catálogo crecia mas de lo que al principio podia yo figurarme, i conociendo por experiencia, la utilidad de un libro que hiciera para la geografía de América, el mismo bien que las Bibliotecas de Ternaux-Compans i de Rich para la bibliografía, me resolví á hacer la publicacion. Desde entónces comencé á recorrer los primeros institutos geográficos de Europa i por fortuna principié por el de el Sr. Vandermaelen, geógrafo tan ilustrado como bondadoso i á quien le debo mil consejos.

Agotados los materiales en el norte, fuí á España, i de regreso á Paris á mediados de 1856, creí casi concluido mi trabajo. El estado incierto de la guerra en Oriente, me obligó á diferir la publicacion; despues pensé hacerla en mi patria esperanza!

...

¡Vana

De entónces á acá mil i mil cambios llamaron mi atencion á diversas ocupaciones. Sepultado en el centro de los Andes, sin eco mi voz, sin estímulo á mí alrededor, habia abandonado la idea de hacer publicacion alguna. Mi amigo, el Sr. Trübner, sacó del olvido mi pobre manuscrito, venciendo, al fin, con sus instancias mi desaliento.

Numerosísimos son los defectos del trabajo que hoi presento al público, cuantiosas las omisiones que el conocedor hallará en el catálogo. Nadie las conoce mejor que yo. ¿Pero cuándo mejoraria mi obra? ¿Seria en Europa á la cual tal vez he dicho un eterno adios, ó seria en América en donde carecemos de todos los medios para llevar á cabo una empresa de esta clase?

Sin mas recursos que algunos centenares de mapas i mi biblioteca Americana, que no pasa de seiscientos volúmenes, no he podido emprender el trabajo de la cartografía comparada, ni haun exámen mui prolijo de los pocos materiales que poseo. Cada mapa tiene su historia á parte, una vida cuya descripcion necesitaria muchas páginas.

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No pido disculpa por los defectos que se hallan, aunque pudieran dármela la enorme distancia que me separa del lugar en que se imprime la obra, en lo cual llevo ya dos años, i lo ajeno del trabajo á mis estudios habituales; son defectos que yo reconozco tambien, pero no ha estado en mi mano evitarlos. Si algun bien puede hacer esta publicacion, si en algo puede ayudar á los estudiantes de la geografía, creo que puedo juzgarlo yo tambien, i es porque tengo la conviccion de hacerles un servicio, que la publico. Que hagan mas los que puedan mas; pero reconozcamos la verdad de esta máxima: «Es destino de las cosas humanas que hayan de llegar á ser perfectas, partiendo de un principio incompleto ó de una idea en embrion >>. Por lo demas, no me resta sino explicar el sistema que se ha seguido en la impresion, para mejor intelijencia del lector.

Los números pequeños, puestos despues del título, indican las dimensiones del mapa en fracciones de metro. Aunque estas medidas han sido todas hechas por mí, con la mayor exactitud posible, no puedo garantizarlas, porque el papel varia mucho en sus dimensiones, segun el estado de la atmósfera. Un asterisco indica que el título no es enteramente exacto, i dos indican que el mapa se halla en una obra cuyo título no conozco.

Bogotá, 30 de Arbil de 1860.

E. Uricoechea.

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